Nosotras en el Derecho

Texto y fotos: Aurora Orozco

Al ser críticas del sistema patriarcal es difícil no sentirnos abrumadas por todas las violencias que logramos identificar en cada una de nuestras actividades cotidianas y extracotidianas. En espacios académicos es especialmente necesario resistir ante estudiantes, profesores y, por qué no decirlo, planes de estudios dirigidos únicamente a ellos.

La licenciatura en Derecho es muy conocida entre nuestra generación por tener una extensa matrícula de alumnos que en su mayoría carecen de crítica social y de género. Por ello, no es extraño escuchar en las aulas comentarios clasistas, misóginos y racistas ante cómo debería ser la impartición de justicia. “Justicia” que está muy alejada de sus primeras letras y cualidad: ser justa. 

Aunque dentro de los planes de estudio existen materias que nos acercan a la ética y los valores que como juristas deberíamos tener para nuestro futuro profesional, es poco lo que se pone en práctica; a esto le suma el hecho de que en la carrera la mayoría de los libros tomados como referencias bibliográficas son escritos por hombres, dejando de lado la participación de las mujeres juristas académicas. 

¿Por qué esto es importante y cuestionable? El Derecho en sus inicios fue creado y establecido únicamente para los hombres, las mujeres éramos vistas como seres incapaces de tomar decisiones, no éramos consideradas humanas. Estábamos sometidas a lo que los hombres quisieran para nosotras, ya sea en el ámbito del matrimonio, el patrimonio y la familia.

En la evolución del Derecho, continuamos siendo relegadas. En la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano no fuimos tomadas en cuenta, ni como personas nombradas mujeres, ni tampoco con el título de ciudadanas que nos adjudicaba derechos y obligaciones. Olympe de Gouges tomó como referencia esta declaración y escribió en 1791 la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. En ésta estableció que las mujeres nacen y mueren a la par de igualdad en derechos que el hombre. Su propuesta fue un paso que abrió las puertas a las mujeres. 

El objetivo de cuestionar la poca exposición que se nos da en espacios académicos legales y legislativos es señalar lo minimizadas que las mujeres hemos estado, porque aunque ocupemos lugares en las aulas siguen siendo pocos los profesores y las profesoras preocupadas por tener paridad en aspectos de la vida académica, aún cuando el porcentaje de mujeres que estudia la licenciatura es basta. En 2017 las estadísticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) apuntaban que el porcentaje de mujeres egresadas de la licenciatura era de 51%, matrícula que ha ido en aumento los últimos cinco años.

Nuestra resistencia es valiente. Es necesario crear espacios de estudio y reflexión para mujeres donde nombremos las opresiones diversas que nos atraviesan a todas y de cada caso concreto; de cómo es que todas llegamos con un ideal a la licenciatura  y batallamos para defenderlo aún cuando no tenemos los materiales por parte de las universidades para conocer y saber de la historia de las mujeres en nuestro ámbito de estudio; un espacio donde cuestionemos por qué se nos habla de teorías escritas por hombres que nunca tomaron en cuenta lo que atraviesan las mujeres, y donde hablemos de que en la actualidad se siguen creando leyes y normas basadas en ellos porque aunque existan movimientos y posicionamientos que digan lo contrario, parece ser que las mujeres somos las únicas interesadas en poner sobre la mesa estos temas.

Gracias a las profesoras interesadas en crear espacios separatistas para que aprendamos sobre nosotras en lo legal, para que reflexionemos sobre qué es lo que falta para continuar creciendo académica y profesionalmente.

Ellas, quienes no nos dejan abandonadas son las que nos dan motivos e impulsos para resistir y combatir lo difícil que es estar en las aulas escuchando constantemente comentarios revictimizantes y machistas sobre el contexto actual en el que vivimos.

Nosotras en el Derecho somos las que juntas y de la mano cuestionamos las violencias estructurales a las que estamos sujetas en nuestra vida académica. 

Sobre la autora

Aurora Orozco es estudiante de tercer semestre en la licenciatura de Derecho en Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha participado en talleres y cursos sobre feminismo desde 2019. Actualmente estudia de forma autodidacta estos temas.

Es apasionada de su carrera. Tiene una gran inclinación por el estudio del sistema penitenciario con perspectiva de género e interseccionalidad y al activismo enfocado a la socialización del derecho y la lucha antipatriarcal en un proyecto autogestivo llamado BadgalFemm.

Autor: Voces de Quimeras

Voces de Quimeras es una revista digital y un portal dedicado a crear contenidos en torno a temas relacionados con las mujeres y los espacios construidos por ellas.

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