Graduaciones virtuales y desigualdad educativa: la nueva normalidad ante el Covid-19

Texto y fotos: Aranza Bustamante y Mónica Cruz

La emergencia sanitaria por Covid-19 evidenció las carencias de la educación a distancia. La pandemia confinó a padres, madres y estudiantes, quienes, desde sus posibilidades, han tenido que encontrar la manera de seguir con sus procesos de aprendizaje mediante clases por televisión e internet. En el marco de la pandemia algunos se han graduado, pero también hay quienes no han podido por no poseer las herramientas que se requieren para hacerlo.

Desde el mes de marzo los alumnos y alumnas de escuelas de educación básica dejaron de asistir a las clases presenciales y comenzaron con el plan educativo por televisión “Aprende en casa” implementado por la Secretaría de Educación Pública (SEP). El cierre del ciclo escolar sucedió en medio de la pandemia por Covid alrededor de los meses de junio y julio, y con ello, la realización de ceremonias vía internet. Sin embargo, sólo algunos de los alumnos pudieron graduarse; la brecha tecnológica y la desigualdad socioeconómica quedaron al descubierto.

En el presente texto se recopilan tres casos de estudiantes con condiciones socioeconómicas distintas, con el objetivo de reunir testimonios que dejen entrever de manera breve el impacto y las consecuencias que el nuevo modelo educativo implementado durante la pandemia, tuvo en su vida, sus dinámicas y su educación.

Mariana Castro, 12 años, Estado de México

Es viernes 26 de junio del año 2020. Mariana se levanta, arregla su cabello y se pone por última vez el uniforme rojo y azul marino que vistió los últimos seis años como requisito para asistir a la primaria en una escuela privada ubicada en Chimalhuacán, municipio en el cual ella reside. Diez minutos antes de las doce de la tarde, comienza a afinar, con la ayuda de sus padres, los últimos detalles para algo que nunca en su vida se imaginó hacer: graduarse en medio de una pandemia.

La sustitución del contacto físico por la virtualidad que desató la emergencia sanitaria por Covid-19, no fue fácil de sobrellevar para una niña de doce años ni para sus padres, personas de más de cuarenta y cinco. La incomprensión de las plataformas para reuniones en línea hizo difícil involucrarse favorablemente en las actividades escolares e hizo de las clases virtuales algo extraño de llevar. 

La familia de Mariana estuvo presente durante su ceremonia de graduación en línea. Foto: Mónica Castro Cruz.

Pero más allá de los obstáculos técnicos, en el último tramo del ciclo escolar, ni Mariana ni sus padres tuvieron inconvenientes para acceder a equipo de cómputo u obtener conexión a internet. Su papá tiene un trabajo estable en una empresa en donde, por la pandemia, le hicieron trabajar desde casa sin disminución de sueldo. Su mamá, es fisioterapeuta y dedica su tiempo a las labores domésticas y el cuidado de la familia. Además, Mariana tiene dos hermanas mayores que le ayudaron a resolver los problemas ocasionales de la virtualidad.

En su ceremonia de graduación vía Google Meet se interpreta el Himno al Estado de México; algunos compañeros, profesores y madres de familia recitan, entrecortadamente -por la mala señal de internet-, discursos de buenos deseos para los futuros estudiantes de secundaria; y el director de la institución dedica también algunas palabras optimistas haciendo alusión a la vida en un contexto pandémico: “Pocos alumnos pueden presumir que se graduaron por Meet”, se le escucha decir con una sonrisa en la boca. 

Tras haberse reproducido un video con fotografías de los mejores momentos de la generación y los aplausos distorsionados e ininteligibles de los presentes al filo del llanto, se da por clausurado el curso escolar siendo las doce de la tarde con 46 minutos. Mariana abandona la sesión. “Fue la peor graduación de la historia”, dice decepcionada mientras abraza a su familia.

Foto: Mónica Castro Cruz.

Samantha, 5 años, Ciudad de México

Son las 10 de la mañana del viernes 19 de junio y Samantha se despierta, desayuna y se arregla con ayuda de su mamá. Este será el día en que se despedirá del grupo que la acompañó durante el tercer año de preescolar. Sin embargo, esta no será una graduación común. Samantha dejó de ir a la escuela desde el mes de marzo debido a la pandemia, y desde ese momento no volvió a ver a sus amigos, compañeros y maestra.

Esa semana la maestra le había pedido a los padres y madres que están agregados al grupo de WhatsApp —cabe aclarar que no todos están en él—, que descargaran la aplicación de Zoom para realizar una videollamada en la que compartirían palabras de aliento y de despedida. También les pidió una última fotografía con su uniforme escolar; tradicionalmente le habrían sacado una fotografía al grupo entero, pero esta vez no fue así.

La computadora de la mamá de Samantha está descompuesta, por lo que decide pedirle prestada su computadora a su hermana. Una vez que dan las 11 de la mañana, la videollamada inicia. Aproximadamente 50 niños y niñas entran a la sesión con ayuda de sus padres, pero es notorio que para muchos es su primera vez en esta plataforma; los micrófonos se activan al mismo tiempo y se puede escuchar todo lo que sucede en cada uno de los hogares. 

La mamá de Samantha estuvo presente durante su ceremonia de graduación a través de la plataforma Zoom. Foto: Aranza Bustamante.

Los niños hablan al mismo tiempo, por lo que las profesoras les explican cómo funciona la aplicación y que deben silenciar sus micrófonos. En esta videollamada están presentes la mayoría de los estudiantes que pertenecen a la generación de Samantha: tres grupos de aproximadamente 20 integrantes cada uno. Las conexiones a internet de algunos fallan, por lo que piden que se repitan las indicaciones.

Durante la graduación las profesoras de los diferentes grupos, proyectan videos en los que recopilaron mediante fotografías, el trabajo realizado durante las clases presenciales, antes de que el Covid llegara a México y antes de que suspendieran las actividades escolares. Al final, las docentes les presentan un detalle que ellas mismas hicieron para sus alumnos: un edit con la imagen que previamente les habían pedido con su birrete agregado de manera virtual.

Los niños están emocionados y, entrecortadamente, debido a la mala conexión a internet, comparten palabras de despedida, y agradecen a las profesoras por el trabajo hecho. A pesar de que las profesoras se mantuvieron presentes durante la cuarentena, enviándoles a los padres actividades e información sobre lo que sucedería con la educación de sus hijos, fueron éstos los que se vieron en la necesidad de fungir como educadores.

Termina la videollamada y Samantha está contenta porque al fin pudo ver a sus compañeros y a su maestra, pero se queda con una sensación extraña, pues no es lo mismo que estar de manera presencial. Pese a esto, muestra una actitud entusiasta, ya que piensa que pronto regresará a clases presenciales.

Sin embargo, la ilusión de Samantha y de muchos otros por regresar se rompe cuando a finales de julio Esteban Moctezuma, titular de la SEP, anuncia que el siguiente ciclo escolar iniciará a distancia el próximo 24 de agosto, debido a la permanencia de la Ciudad de México en el semáforo epidemiológico naranja.

Foto: Aranza Bustamante.

Irvin Antonio, 13 años, Hidalgo

En medio de la Sierra Madre Oriental, entre el paisaje montañoso y kilómetros de vegetación abundante, hay un pequeño pueblo llamado Tlaltepingo. En aquel lugar vive Irvin. Este ciclo escolar concluyó su primer año de secundaria en la escuela del pueblo, sin embargo, esto no fue posible de manera presencial. 

Desde el mes de abril y hasta junio, el niño de 13 años tuvo que continuar sus estudios “desde casa”. Esto implicó recibir las instrucciones de sus profesores vía WhatsApp, aplicación que solo podía consultar a través del celular de su papá y que tuvo que aprender a utilizar correctamente. A internet sólo podía entrar pidiendo permiso a su vecina -una de las pocas personas en el pueblo que gozan del servicio- para conectarse a su módem, o a través de la compra de ‘fichas’ en la tiendita. 

Ficha de internet. Foto: Mónica Castro Cruz.

El sistema de fichas es una modalidad de acceso a la red, común en poblaciones rurales que no cuentan con recursos para contratar servicios de Internet privado. Una ficha es un recorte de papel que contiene impreso algún nombre de usuario y una contraseña, los cuales deben ingresarse en dispositivos móviles para acceder al servicio durante dos horas y media; su costo es de diez pesos. La compra constante de estas fichas representó un gasto relativamente grande para la familia de Irvin, que se dedica a la agricultura y al cuidado de animales. 

Así que, de todas maneras, tuvo que trasladarse con regularidad, tanto para cumplir con sus actividades escolares como para ayudarle a su papá con las labores del campo. No obstante, esto no representó un problema para él, para su familia o para la comunidad en general. En Tlaltepingo solo se sabe del coronavirus gracias a la televisión. 

Según el “Resumen Técnico Covid-19 en Hidalgo” disponible en el portal electrónico oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, al 13 de agosto de 2020, se habían presentado un total de 8105 casos confirmados en la entidad de los cuales sólo dos correspondían a Lolotla, municipio al que pertenece dicho pueblo.

Irvin ayudando a sus padres con las labores del campo. Foto: Mónica Castro Cruz.

De cualquier forma, al igual que todas las escuelas del país en el marco de la pandemia, la única escuela secundaria de Tlaltepingo tuvo que cancelar cualquier evento público no esencial, por lo que solo la ceremonia de graduación de los adolescentes más grandes se llevó a cabo en línea. Cabe destacar que muchos alumnos no tuvieron la oportunidad de acceder a ésta. 

A pesar de que Irvin no pudo celebrar el cierre de su primer año en la secundaria y de que la situación educativa no fue -y nunca ha sido- fácil en las poblaciones rurales en general, Sirenia Medina, madre de Irvin, opina que es necesario hacer un esfuerzo por seguir brindándole educación a los hijos y no ceder ante la situación tan complicada que ahora azota al mundo.

Foto: Mónica Castro Cruz.

Autor: Voces de Quimeras

Voces de Quimeras es una revista digital y un portal dedicado a crear contenidos en torno a temas relacionados con las mujeres y los espacios construidos por ellas.

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